La
forma más efectiva de juego, en términos de crecimiento y aprendizaje, es por
iniciativa propia, el juego autodirigido, es decir el juego creativo, donde el
niño es el protagonista de lo que está haciendo y puede escoger sus propias
normas y manera de jugar. Se puede empezar el juego con los niños para darles
una pequeña guía, pero después salir de su juego para fomentar sus propias
normas, es decir el juego creativo es la mejor forma de preparar a los niños para el éxito y sobre todo, para que ellos mismos puedan potenciar su autoestima y su bienestar emocional.
Por
ejemplo, un niño de dos años puede construir una torre de bloques pero
necesitará un poco de guía y motivación por parte del adulto para que sienta
interés y alegría por la creación y el aprendizaje. Una vez que se consigue
esto será cuando se deba salir progresivamente del juego y que de esta manera el
pequeño sienta el placer y satisfacción de crear su propio juego, aunque sea
bajo la atenta mirada de sus padres.
Cuando
el juego en cambio, está demasiado guiado por otros (como los adultos), el niño
tendrá demasiada dependencia de la evaluación y esto provocará una enorme falta
de confianza en sí mismo y una pérdida de interés para hacer las cosas por sí
mismo. Es necesario evitar que el niño dependa constantemente de la evaluación
del adulto o que base su éxito en cuanto a las expectativas de los padres.
Entonces, si esto ocurre podría perder el contacto con lo que realmente le
interesa.
Los
beneficios del juego creativo como has podido comprobar a lo largo de este
artículo son muchos como por ejemplo: aumento de la creatividad, potenciación
de la imaginación, desarrollo de áreas de interés, mejora en el lenguaje, la
comunicación, la memoria, la concentración, mejores destrezas y habilidades
motoras, juego activo, desarrollo cognitivo, desarrollo social y emocional,
etc.
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